En nuestro medio, la contribución voluntaria no es la forma más habitual de retribución de servicios. Quizás sea por eso que muchas veces no se comprende realmente.

Muchas veces uno valora los servicios como buenos sólo si son considerablemente caros. O puede pensar que si alguien realiza alguna actividad en este formato es porque no necesita realmente ese aporte para subsistir. Pero la realidad de las actividades con contribución voluntaria, en mi experiencia como usuaria y como brindadora de servicios, no es ninguna de estas.

Antes de empezar a transitar este recorrido no había participado en ninguna actividad con contribución voluntaria, y recuerdo que la primera vez que lo hice sentí mucha incredulidad. Pero con el tiempo me di cuenta que los aprendizajes más valiosos que recibí se me ofrecieron con esta forma de retribución. Y fue de gran ayuda, ya que muy difícilmente hubiese podido acceder económicamente a muchas de estas enseñanzas si no se me hubieran ofrecido de este modo.

Hoy, las meditaciones grupales que realizamos con la comunidad de meditación de Conciencia Plena son con contribución voluntaria

Estos encuentros son un auténtico regalo, para los que lo organizamos y para los que asisten, y esta dualidad entre quienes organizamos y quienes asisten se disuelve en cada encuentro, porque nuestro dojo cada jueves es de todo el grupo. Somos un grupo de amigos y amigas que practicamos juntos, compartimos enseñanzas, tratamos de aclararnos en nuestras dificultades personales y de sostenernos como red en el camino que elegimos transitar. 

Como organizadores no ponemos un precio a la participación, porque queremos que todas las personas, siempre que lo deseen, puedan venir. Los encuentros funcionan a partir de la contribución voluntaria y consciente de todos los participantes, y lo que se recauda es utilizado para mantenerlo abierto, equipado y en condiciones.

De esta manera, cada uno aporta lo que puede, y el espacio se mantiene siempre disponible. Esto significa que podés contar con él aún cuando no estés pasando por una buena situación económica; y también significa que tu aporte ayuda a que otros en esa situación puedan seguir participando.

En Pali existe la palabra DANA, que significa generosidad, dar. DANA es una de la seis perfecciones (paramitas) que practicó el Buda para alcanzar la Iluminación. DANA es lo que nos mueve a compartir lo que poseemos por el bienestar de los demás, ya sea algo material, un servicio, o nuestra presencia. 

Este acto de dar con generosidad es una expresión de amor hacia los demás, ya que se da con amor, no para cumplir o quedar bien. Es una práctica espiritual que nos entrena en el desapego, la compasión y la ausencia de ego.

Como practicantes, la contribución voluntaria nos genera una gran consciencia del dar. Donamos la contribución en base a la gratitud que sentimos, a nuestras posibilidades, y a nuestra generosidad. Es por eso que no importa realmente el valor o la forma de nuestra contribución; lo importante es que sea una donación consciente. Dar es lo que crea conexión, es lo que forma comunidad. Una sangha sin una práctica de Dana (generosidad) no es una sangha.

Estamos profundamente agradecidos con nuestra comunidad, no sólo por su apoyo económico en estos tiempos difíciles, sino también por todo el amor que recibimos, porque dar significa ante todo ofrecer alegría, felicidad y amor. 

Dar es vivir en la abundancia, porque cuando damos es muy posible que la otra persona sea feliz, pero de lo que no cabe duda es de que nosotros lo seremos. Todos tenemos mucho para dar; en especial eso que el maestro Thich Nhat Hanh siempre valora como el mejor regalo que podemos ofrecerle a otra persona: nuestra verdadera presencia.


Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de meditación. Facilitadora de Barras de Access.

0 Comentarios

Deja un comentario

Avatar placeholder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *