¿Sos de las personas que quieren controlarlo todo? Quizás te preguntes quién no lo hace. Tal vez sería ideal poder controlar todo, aunque si te preguntaran cómo quisieras que fuera todo, es posible que ni siquiera sepas qué decir.

No podés controlar todo, pero sí podés elegir muchas cosas. Quizás el problema sea que estás poniendo el foco en el lugar equivocado, tratando de controlar lo que está fuera de tu control y no tomando el liderazgo de tu propia vida. Creyendo que no podés elegir y sintiéndote víctima de las situaciones y de las otras personas.

¿En dónde ponés el foco? Esta es una gran pregunta que hago a mis alumnos y, por supuesto, me hago a mí misma una y otra vez. Tenemos la expectativa de que las cosas sucedan como queremos o se queden como queremos, pero la realidad es que todo está en constante cambio y no sabemos lo que va a suceder.

Tenemos muchas posibilidades; podemos elegir qué hacer y cómo vivir lo que sucede, pero no tenemos el control de todos los factores que van a determinar lo que sucede. Lo importante de esto, lo que nos va a ayudar a ser más felices y vivir la vida que elegimos, es que tenemos la posibilidad de hacer todo lo que queremos y soltar lo que no queremos, pero también soltar lo que está fuera de nuestro control. De otro modo, estaremos viviendo en contra de la naturaleza de la vida.

¿Te ves diciendo (o diciéndote) estas frases o similares?

  • “No hay nada que hacer, es mala suerte.”
  • “Siempre me pasa lo mismo, no puedo cambiarlo.”
  • “Si tiene que ser, será.”
  • “A mí no me va bien en lo económico”
  • “Los exámenes eran muy difíciles, nunca hubiera aprobado.”
  • “Es imposible tener éxito en esta economía.”
  • “Mis padres nunca me dieron las oportunidades que realmente necesitaba.”
  • “La vida es injusta y siempre está en mi contra.”

Si tu respuesta es SÍ, es muy probable que tengas la creencia de que lo que te sucede en la vida depende más de factores externos como la suerte, el destino, o las acciones de otras personas, y no tanto de tus propias decisiones o esfuerzos. Esto, naturalmente, te lleva a pensar que no tenés mucho control sobre lo que te pasa. De ahí la indefensión que sentís, y el desborde por no poder controlarlo todo.

Hay muchas preguntas que podés hacerte para empezar a generar un cambio de consciencia: ¿Vivo como si mi vida fuera eterna? ¿Vivo como si no fuera a envejecer? ¿Soy consciente de todo lo que hoy tengo y podría no tener? ¿Cómo trato a mis seres queridos? ¿Tendré ocasión de cambiarlo? ¿Estoy eligiendo mi vida? ¿Creo que puedo elegir? ¿Trabajo para poder vivir bien?

Creo que el secreto es cambiar el foco de atención. En lugar de tratar de controlar todo lo que nos rodea, podemos enfocarnos en ver con claridad y tomar el control de nuestras propias decisiones y acciones. Al aceptar que no podemos controlar todo y dejar ir lo que está fuera de nuestro alcance, encontramos una paz y un alivio que nos permite vivir más plenamente y de manera más auténtica.

Categorías: Notas

Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de meditación. Facilitadora de Barras de Access.

1 Comentario

Silvina · 6 junio, 2024 en 10:53 am

Muy buena lectura. Tenemos que pensar que nada está bajo control. Las cosas son impermanentes. Las cosas que suceden afuera no tienen que condicionar nuestras acciones.
Lo que si,somos responsables de nuestros actos y decisiones. Tarea no fácil pero de eso se trata la vida. Poder elegir y decidir. Saludos. Gracias Mariela

Deja un comentario

Avatar placeholder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *