Seguramente alguna vez llegaste a fin de año y te encontraste diciendo, ¡No puedo creer que ya estemos en noviembre diciembre! Es una sensación común, la de que el año pasó volando. Pero, ¿te detuviste a pensar dónde estuviste todo ese tiempo? Año tras año, la vida sigue su curso… y muchas veces no hacemos lo que queremos o necesitamos, porque nos la pasamos posponiéndolo para no enfrentarnos a una situación incómoda. ¿Te pasó?

Eso es procrastinar: la tendencia a posponer o retrasar tareas, a pesar de saber que esto puede tener consecuencias negativas y afectar tanto nuestra vida personal como profesional.

La procrastinación es cosa seria

“Procrastinar” es una palabra que se escucha mucho hoy en día. A mí me gusta pensarla de esta manera: tenemos una tendencia natural a aferrarnos a las sensaciones agradables y a rechazar las desagradables. ¿Notás esta tendencia en tu día a día? ¿Escapás de situaciones difíciles, del dolor, o de aquello que te da miedo enfrentar? Una charla incómoda, un estudio médico, un trabajo pesado, una llamada telefónica, una reunión… Y luego esperás ansiosamente ese momento de llegar a casa, abrir una botella de vino y ver algo que despeje la mente.

Pero cuidado: no está mal disfrutar de lo que a uno le gusta.

El problema está en el automatismo habitual de huir de lo que nos genera sensaciones desagradables, o de lo que nos saca de nuestra zona de confort. Por eso, en verdad no se trata de no disfrutar de lo que nos gusta, ni de dejar de evitar lo que no nos gusta. Se trata de desarticular ese automatismo para reconocer que la vida nos ofrece, generalmente en igual proporción, una mezcla de experiencias agradables y desagradables. Luchar contra esto no nos ayuda; el secreto está en cómo elegimos vivir estas experiencias que la vida nos presenta.

En un solo día, la vida puede ofrecerte la experiencia de juntarte a tomar algo con amigos y, también, la de hacer fila para un trámite. Si dejas de luchar contra la experiencia que no te gusta y la vivís plenamente, las cosas cambian. Si dejás de patear para adelante ese trámite Y lo hacés, por qué no, quizás hasta lo disfrutes. Y si en ese trámite te encontrás con alguien querido, con el tiempo hasta podrías añorar ese momento.

No se trata de las experiencias en sí, sino de dejar de luchar contra ellas, y del modo en que decidís vivirlas. Porque sí, ese cómo las vivís corre enteramente por tu cuenta. Claro que hay experiencias que nadie quiere tener, pero lamentablemente no podemos eliminarlas de la vida. Escapar de ellas nunca nos va a ayudar, y dejar pasar la vida estirando todo tampoco.

Algunas sugerencias para no procrastinar
  • Meditá: la meditación te ayuda a entrenar ese equilibrio necesario para transitar cualquier experiencia que la vida te ofrezca.
  • Sé consciente del ahora: Cada día te brinda oportunidades, no es tarde, es ahora.
  • Empezá a ser consciente de todo lo que tenés HOY que te puede ser de beneficio. Es la práctica del agradecimiento.
  • Planificá: Organizá tu año, tu mes, tu semana y tu día. Luego, surfea las olas. Nadie sabe qué va a venir.
  • Buscá ayuda: Si necesitas apoyo, buscalo. Quizás haya muchas personas que no puedan ayudarte, pero siempre habrá alguien que sí pueda. Eso basta.

La vida no espera. A veces, dar un primer paso es todo lo que necesitás para empezar un nuevo camino.

Categorías: Notas

Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de mindfulness. Coach ontológico en formación.

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