A veces nos comunicamos sin darnos cuenta de cómo lo estamos haciendo. Las palabras salen, pero ¿desde dónde? ¿Con qué intención? ¿Con qué conciencia de lo que el otro está viviendo?

La forma en que decimos las cosas puede abrir un puente… o levantar una muralla.

Hay algo muy humano en querer que la otra persona “se dé cuenta” de algo que quizás no le está haciendo bien. Lo vemos todo el tiempo: alguien repite un patrón que le genera sufrimiento, se queda en una situación que ya no le suma, reacciona desde el enojo sin registrar el dolor que hay por debajo. ¿Cómo acompañar ese proceso sin invadirlo, sin herir, sin imponer? ¿Cómo sembrar la posibilidad de un quiebre amoroso que abra una nueva mirada?

La respuesta, aunque no mágica, existe: aprender a comunicar desde la conciencia. Escuchar con presencia real. Hablar desde el corazón, con claridad y sin agredir. Practicar el arte de decir lo que hay que decir, pero de forma tal que el otro pueda recibirlo sin ponerse a la defensiva, sin tener que protegerse.

Esto no significa edulcorar o callar. Significa entrenar una manera de vincularnos que sea honesta y, al mismo tiempo, amable. Que cuide. Que habilite a que algo se transforme.

En el mindfulness lo llamamos habla amorosa o escucha profunda, pero en la vida cotidiana podríamos traducirlo como “habilidades para que lo que digo y lo que escucho no me aleje de los otros, sino que me acerque con respeto”.

Entrenamos la mente para estar presentes… y eso también incluye estar presentes en nuestras conversaciones, en los silencios, en la incomodidad, en el momento justo antes de reaccionar.

Nuestro curso introductorio de mindfulness trabaja justamente estas prácticas: cómo llevar la atención plena al encuentro con los demás. Cómo cultivar la empatía, la escucha activa, la asertividad y el habla bondadosa. Porque el mindfulness no se queda en una sala de meditación. Tiene sentido cuando empieza a transformar la forma en que vivimos, nos relacionamos y cuidamos.

Categorías: Notas

Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de mindfulness. Coach ontológico en formación.

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