Hace poco visité el Planetario de Buenos Aires en una salida familiar. Es un lugar que no pisaba desde hacía muchos años, y la experiencia fue mucho más que un simple paseo: fue un recordatorio profundo de lo vasto que es el universo y lo diminuta que es nuestra existencia en comparación.
Bajo ese cielo estrellado proyectado, me invadió una sensación de asombro y pequeñez. Esa inmensidad me hizo reflexionar sobre algo que suelo olvidar en el trajín diario: cuánto nos absorben nuestras preocupaciones y problemas cotidianos, al punto de perder de vista el panorama general. Desde la perspectiva del cosmos, todo eso que nos pesa tanto se revela, de repente, insignificante, pasajero.
Recordé una enseñanza del Dalai Lama que escuché hace poco: cuando miramos la vida desde una perspectiva más amplia, nuestras preocupaciones tienden a reducirse. Esta idea resuena con la práctica del mindfulness, que enseña a soltar la mirada egocéntrica para conectar con algo más grande. Al tomar distancia, no ignoramos nuestros problemas, pero sí les quitamos el dramatismo que a veces les imprimimos. Esa pausa nos da claridad, serenidad y un espacio para que las soluciones fluyan.
Mientras compartía ese momento con mi familia, me di cuenta de lo importante que es hacer estas pausas en la vida. Alejarse, literal o metafóricamente, nos ayuda a reconectar con lo esencial. No se trata de evadir las dificultades, sino de observarlas con objetividad y frescura. Muchas veces, la clave para resolver algo no está en resistir, sino en respirar, retroceder un paso y contemplar desde otra óptica.
Quiero resaltar la importancia de soltar el ruido interno y simplemente estar. Sentir, en esa simplicidad, una calma profunda y una belleza que no solemos notar cuando estamos atrapados en el caos cotidiano. Fue un recordatorio poderoso de que, aunque el universo sea vasto y nuestras vidas pequeñas, dentro de esa pequeñez hay una inmensa oportunidad de vivir con conciencia, serenidad y gratitud.
¿Qué pasaría si más seguido levantáramos la vista para mirar las estrellas, aunque sea metafóricamente? Quizás, desde esa perspectiva cósmica, encontraríamos el equilibrio que tanto buscamos.
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