Hoy quiero compartirles un extracto del libro The Path of Individual Liberation, de Chögyam Trungpa. En este fragmento, Trungpa nos invita a reflexionar sobre cómo la verdadera libertad interna no se encuentra en escapar de las dificultades, sino en aprender a convivir con ellas y transformarlas. Espero que lo disfruten y les inspire tanto como a mí.


En la MEDITACIÓN se experimenta la realidad y te haces más consciente de tu propia existencia. Para poder experimentar la realidad tienes que domar tu mente. En la práctica de la meditación, tú mismo eres el punto de referencia fundamental. Usas tus pensamientos inconscientes, tal como el deseo de agua y comida, como punto de partida para trabajar contigo mismo. De manera que la práctica de la meditación es algo muy normal. No nos estamos refiriendo a experiencias psíquicas o extravagantes, ni esperamos que un platillo volador aterrice sobre nuestra cabeza. Buda desarrolló las prácticas de meditar sentado y meditar caminando. Al practicar la meditación, seguimos su ejemplo: pasamos por lo mismo que Buda pasó.

La clave de la práctica de la meditación es desarrollar compasión hacia ti mismo. Poder disfrutar siendo tú mismo. No tienes que estar dependiendo de nada ni dejarte influir en tu vida por cosas externas. Eres autosuficiente, es decir, que te puedes sentir cómodo contigo mismo. Durante la meditación creas una situación muy natural para encontrarte contigo mismo. Aunque la práctica de la atención plena sea una técnica ancestral, tienes que empezar a ese nivel. Posiblemente, comiences comparando la complejidad de una mente confusa con unos métodos intelectuales complejos, como por ejemplo, analizarte a ti mismo para redescubrir que no tienes un ego. Sin embargo, eso no parece funcionar. Tienes que empezar por el principio, con la práctica de meditar sentado.

La práctica de la meditación se basa en la idea de ser tú mismo, de ser tal como eres, algo que rara vez haces. Desde siempre has tenido problemas con eso. Incluso desde muy pequeño tratabas de complacer a todo el mundo. Tratabas de complacer a tu mamá y papá o a tu abuelita, si tuviste. Algunas veces te enojabas con tus padres, pero nunca estableciste una relación contigo mismo. En lugar de eso, creaste una especie de aislamiento emocional que se acentuó a medida que pasabas de adolescente a adulto. Y ahora siempre estás aislado. Transmites ese aislamiento con tu tímida sonrisa y tu agresividad. Esa timidez, retraimiento e incertidumbre, representan lo que en la psicología budista se conoce como cólera apasionada, agresividad e ignorancia. Debido a ese aislamiento, nunca has experimentado la vida real. No has aprendido realmente a estar contigo mismo, aunque es posible que hayas experimentado un atisbo de esa posibilidad en un retiro de práctica meditativa. Pero aunque te des cuenta de eso, también descubres que tu existencia puede transformarse. Tu timidez, incertidumbre y temor pueden trabajarse al hacer la práctica de meditar sentado.

Categorías: Lecturas recomendadas

Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de mindfulness. Coach ontológico en formación.

0 Comentarios

Deja un comentario

Avatar placeholder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *