Compartimos un fragmento del libro Cómo meditar, por Pema Chödrön.


Por tanto, cuando te diriges a la meditación, quieres tener en cuenta el espacio, asentarse en tu cuerpo, hacerte un repaso a ti mismo. Quieres conectar con los seis puntos de la postura y con la respiración. Pero la directriz clave que te debes dar a ti mismo, como tu propio maestro de meditación, es simplemente relajarte en lo que hay. No necesitamos hacer nada. Descansamos en el espacio entre nuestros pensamientos y emociones, entre nuestros achaques, dolores y preocupaciones. Hay una sabiduría increíble en ese espacio abierto y presente. Nos estamos abriendo a una vasta muestra de sorprendentes riquezas, la muestra orgánica y única del momento presente. No estamos intentando, intentando, intentando. No estamos controlando ni haciendo esfuerzos para abrirnos camino. 

La habilidad para estar en el momento presente a veces se denomina mente infantil, porque los niños contemplan el mundo de ese modo abierto, con ese grado de relajación, con ese grado de sensación de ahora. ¿Eres capaz de recordar lo que era ser un niño, cuando ibas a casa de tu abuela y tenía un olor especial? Piensa en un niño que va a un museo no tiene ni idea si lo que está viendo es Picasso o Renoir. Ni idea en absoluto. El niño mira con ese tipo de consciencia abierta. Si es realmente pequeño, es muy difícil que sepa qué está viendo, pero estará abierto a los colores y a las formas. 

La meditación nos llama a regresar y sintonizar con esta habilidad natural para estar presente, para ver y oír. Para ser realmente conscientes. La meditación podría considerarse una práctica de ser completamente conscientes, en oposición a ser inconsciente, perdido en el pensamiento, vagando, un estado bastante típico. En esta práctica, permanecemos leales a nosotros mismos, al igual que nos gustaría que el profesor lo fuese a la hora de guiarnos. La meditación nos acepta tal como somos-tanto en nuestros enfados y en nuestros malos hábitos, como en nuestro amor, compromisos y felicidad-. Nos permite tener una identidad más flexible, porque aprendemos a aceptarnos a nosotros mismos y a toda nuestra experiencia humana con más ternura y apertura. Aprendemos a aceptar el momento presente con el corazón abierto. Cada momento es increíblemente único y fresco; y cuando nos sumergimos en el presente, tal como la meditación nos permite hacer, aprendemos lo real que sabe esta tierna y misteriosa vida que compartimos todos.

Categorías: Libros

Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de meditación. Facilitadora de Barras de Access.

0 Comentarios

Deja un comentario

Avatar placeholder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *