A medida que nos acercamos al final del año, puede que nos sintamos abrumados por la acumulación de tareas, compromisos y responsabilidades. El cansancio físico y mental se acumula y, sin darnos cuenta, podemos estar sosteniendo una gran cantidad de estrés que afecta nuestro bienestar. El mindfulness, como herramienta para vivir en el presente, nos ofrece la posibilidad de pausar, observar y gestionar ese estrés antes de que se vuelva una carga insostenible.
Este es también un buen momento para hacer una revisión personal de cómo van las cosas que nos habíamos propuesto para este año. ¿Qué metas avanzaron? ¿Dónde encontramos obstáculos? A través de la práctica de mindfulness, podemos observar estas preguntas sin juicio, simplemente reconociendo el estado actual de las cosas. A veces es necesario recalcular el rumbo, ajustar nuestras expectativas o incluso soltar aquellas metas que ya no resuenan con nosotros. Este proceso es fundamental para liberar tensiones innecesarias y retomar el equilibrio. Y, muy importante, simplificar.
Uno de los aspectos más transformadores del mindfulness es que nos invita a no juzgar nuestras emociones ni reacciones, sino simplemente observarlas. En este proceso de observación consciente, podemos identificar dónde estamos reteniendo tensión o sufrimiento. A veces, ese estrés no proviene solo de nuestras responsabilidades cotidianas, sino también de situaciones emocionales no resueltas, como el resentimiento o la culpa.
Acá es donde el perdón entra en juego. El perdón hacia los demás, pero sobre todo hacia uno mismo, es una forma profunda de liberar las tensiones que cargamos, muchas veces sin darnos cuenta.
¿Nos estamos castigando por errores del pasado o por no haber alcanzado ciertas metas?
Perdonar es un acto de autocompasión, un gesto de liberación que nos permite vivir con mayor liviandad. Cuando practicamos el perdón, estamos permitiendo que nuestras emociones fluyan, sin quedarnos atrapados en el sufrimiento. Y lo mismo podemos hacer con nuestras metas: perdonarnos a nosotros mismos si llegamos donde queríamos, y recalcular el camino con más claridad y paz.
Te invito a tomarte un momento para revisar lo que va del año desde la atención plena:
- ¿Qué emociones, experiencias o personas estás dispuesto/a a perdonar para aliviar el estrés que sentís?
- ¿Cómo van tus metas y deseos de este año? ¿Es necesario recalcular el rumbo o soltar alguna carga emocional?
- ¿De qué manera podés ser más compasivo/a con vos mismo/a cuando cometes errores o no lográs cumplir tus expectativas?
Al final del día, el perdón nos devuelve al momento presente, a ese lugar donde podemos estar con nosotros mismos en paz, sin el peso del pasado. Y desde ahí, tanto el estrés como la necesidad de controlarse desvanecen, dejándonos con una mayor claridad sobre nuestros próximos pasos.
Si querés ahondar sobre la fuerza del perdón y todo lo que puede cambiar en tu vida, te invito a que te sumes este sábado al taller que realizamos en Lomas de Zamora. Una oportunidad de soltar y tener más espacio.
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