La semana pasada compartimos el primer mantra, que nos invita a estar presentes para nuestros seres queridos. Hoy continuamos con el segundo de los seis mantras budistas, de la mano de Thich Nhat Hanh.

Este segundo mantra profundiza la práctica, llevándonos a reconocer conscientemente el valor de la presencia del otro. En un mundo tan acelerado, donde la atención puede dispersarse con facilidad, esta práctica nos ayuda a detenernos y valorar la presencia de aquellos que amamos, con plena consciencia. No solo es una afirmación del amor, sino también una manera de nutrir la conexión auténtica. 


No utilices el segundo mantra hasta que hayas practicado el primero y hayas logrado estar plenamente presente. Entonces, cuando estés realmente presente en el aquí y el ahora, estarás en posición de reconocer la presencia de la otra persona.

El segundo mantra es: “Yo sé que estás ahí, y estoy muy feliz”. Estás haciéndole saber a ese ser querido que su presencia es importante para tu felicidad. El segundo mantra reconoce que eres realmente consciente de la presencia de la otra persona. Esto es crucial, porque cuando una persona te ignora, no sientes que eres amado. Puedes sentir que la persona que amas está demasiado ocupada para darse cuenta de tu presencia. Ese ser querido puede estar manejando el coche y pensando en todo excepto en que tú estás sentado en el asiento de al lado. Esa persona no te presta su atención. El amor significa ser consciente de la presencia del ser querido y reconocer esa presencia como algo muy preciado para ti. Utilizas la energía de la atención plena para reconocer y aceptar la presencia de tu ser querido. Abrazado por tu atención plena, la otra persona se abrirá como una flor.

“Yo sé que estás ahí, y estoy muy feliz.” El segundo mantra sirve para reafirmar que la presencia de la otra persona es algo que te importa mucho. El segundo mantra, como el primero, solo funciona si inhalas y exhalas antes de repetirlo. Imagina que la otra persona no está ahí, que se ha trasladado a otro lugar o ha fallecido. Puedes sentir un gran vacío. Pero justo ahora esa persona está viva y cerca de ti, así que eres muy afortunado. Es por eso que tienes que practicar el segundo mantra, para recordarte a ti mismo que es un verdadero regalo contar con la presencia de esa persona aquí y ahora. Cuando alguien dice que te ama, pero ignora tu presencia y no pone atención al hecho de que estás ahí, no tienes la sensación de que eres amado. Así que, cuando ames a alguien tienes que reconocer su presencia como algo muy preciado para ti. El segundo mantra se puede practicar todos los días, varias veces al día.

“Sé que estás ahí, y me hace muy feliz.” Al igual que el primero, puedes compartir este mantra en cualquier momento —antes del trabajo, en la cena, por teléfono o por correo si quieres compartirlo con alguien que no tengas la oportunidad de ver. Estos mantras suenan un poco raros al principio hasta que no te acostumbras a ellos, pero una vez que veas los resultados todo se hará más fácil. Tanto tú como la otra persona podéis sentiros felices inmediatamente. ¡Es más rápido que el café instantáneo! Pero recuerda una cosa: un mantra solo puede ser practicado con éxito si sabes cómo estar totalmente presente y permanecer con atención plena”.

Extraído de Being Love: Teachings to Cultivate Awareness and Intimacy.

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Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de mindfulness. Coach ontológico en formación.

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