En este texto, Pema Chödrön sugiere que los momentos difíciles de nuestra vida, aquellos en los que uno se siente descentrado y todo parece derrumbarse, son precisamente una situación ideal para librarnos de lo que nos mantenía atrapados y para abrir nuestro corazón y nuestra mente más allá de los antiguos limites.


Cada día se nos dan muchas oportunidades de abrirnos o de cerrarnos. La oportunidad más preciosa se presenta cuando llegamos a ese lugar donde pensamos que no podemos con lo que está pasando, que es demasiado, que las cosas han ido demasiado lejos. Nos sentimos mal con nosotros mismos pero no tenemos forma de manipular la situación para preservar nuestra autoimagen; por mucho que lo intentemos, simplemente no funciona. Básicamente, lo que ha ocurrido es que la vida nos tiene
clavados.

La mayoría de nosotros no solemos considerar que estas situaciones tienen algo que enseñarnos; las odiamos automáticamente y huimos de ellas como locos, empleando todo tipo de vías de escape: todas las adicciones surgen de ese momento en el que llegamos al límite y no podemos soportarlo. Sentimos que tenemos que suavizarlo, acolcharlo de alguna manera, y nos hacemos adictos a cualquier cosa que parezca aliviar nuestro dolor.

De hecho, el materialismo rampante que vemos en el mundo es producto de esos momentos. Soñamos con muchas formas de distraernos de este momento, de suavizar la dureza de su filo, de amortiguarlo para no sentir el pleno impacto del dolor que sentimos cuando no podemos manipular la situación para mantener nuestra mejor apariencia.

La meditación es una invitación a notar el momento en el que llegamos al límite y a no dejarnos arrastrar por la esperanza o por el miedo. A través de la meditación podemos ver con claridad lo que está ocurriendo con nuestros pensamientos y emociones, y también podemos dejarlos ir. Lo bueno de la meditación es que, aunque nos cerremos, ya no podemos cerrarnos de manera ignorante, porque vemos claramente que lo estamos haciendo y este mismo hecho empieza a iluminar la oscuridad de la ignorancia. Podemos ver cómo corremos, nos ocultamos y nos mantenemos ocupados para no tener que dejar que nos penetren el corazón. Por otra parte, la meditación también nos permite encontrarla forma de abrirnos y relajarnos.

Al practicar la meditación no estamos intentando estar a la altura de ningún ideal; muy al contrario, nos quedamos con nuestra experiencia tal como es. Si experimentamos que a veces tenemos cierta amplitud de perspectiva y otras veces no, bueno, pues ésa es nuestra experiencia. Si nos ocurre que a veces podemos acercarnos a lo que nos da miedo y otras no, ésa es nuestra experiencia. Seguimos una instrucción muy profunda: «Este mismo momento es el profesor perfecto porque siempre está con nosotros.»

La enseñanza es ver, simplemente, lo que está pasando. Podemos quedarnos con lo que está pasando y no disociarnos. El despertar se encuentra en el placer y en el dolor, en la confusión y en la sabiduría, está disponible en cada momento de nuestra extraña, insondable y ordinaria vida cotidiana.

En esta obra, Pema Chödrön nos enseña a afrontar las crisis vitales con compasión y sabiduría. Es en medio del caos, señala Pema, donde llegaremos a descubrir un amor y una verdad indestructibles, una fuerza que puede llevarnos a permanecer en paz en medio de la más cruda tormenta.


Mariela Herrero

Licenciada en Psicología (UNED, Barcelona). Instructora de meditación. Facilitadora de Barras de Access.

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